Alarma por insecticidas
Tierramérica
Alarma por insecticidas asesinos de abejas
PARIS.- "Gaucho", un insecticida de amplio espectro de la empresa química alemana Bayer, fue prohibido en Francia en 1999, por su toxicidad para abejas y otros seres vivos, incluyendo a los humanos, pero su sustituto, "Regent", de la también alemana BASF, es igualmente peligroso según apicultores y biólogos.
El producto de Bayer se usaba sobre todo para tratar girasol y maíz, y se aplicaba directamente a las semillas, de modo que se incorporaba a toda la planta, desde raíces hasta flores y granos.
Tras meses de análisis y batallas legales, el Ministerio de Agricultura francés determinó en 1999 que el imidaclopride, principal componente químico de Gaucho, era altamente tóxico, y que un breve contacto con plantas tratadas con ese insecticida resultaba mortal para abejas y otros insectos benignos.
Según la Unión Nacional de Apicultores Franceses, Gaucho causó la desaparición de cientos de miles de abejas, especie que cumple una vital función ambiental a través de la polinización, así como la bancarrota de miles de pequeños productores de miel.
El insecticida de Bayer fue sustituido por el de BASF, pero no por eso los apicultores del suroeste francés dejaron de constatar la muerte de hasta 40 por ciento de sus abejas.
A mediados de febrero, un juez de esa región decidió abrir una investigación contra BASF y Bayer por "venta de productos químicos altamente tóxicos para uso agrícola".
Además de Regent, otros cinco insecticidas basados en la sustancia "fipronil" están en el banquillo de los acusados.
Ese proceso judicial obligó a actuar al ministro de Agricultura, Hervé Gaymard, que prohibió el 23 de febrero el uso de Regent, pero autorizó a los productores de maíz y de girasol a usar sus reservas de los insecticidas sospechosos hasta el 31 de mayo.
Jean-Marc Bonmatin, especialista en abejas del Centro Francés de Investigación Social y Científica, confirmó a Tierramérica haber descubierto fipronil en polen de girasol, a razón de 0,1 microgramos por kilo.
"A título experimental, hemos alimentado abejas con polen contaminado con una tasa similar de fipronil, y en pocos días pudimos detectar el tipo de envenenamiento denunciado por los apicultores", explicó.
El biólogo Gérard Arnold, del mismo centro, aseguró a Tierramérica que fipronil e imidaclopride son peligrosos para los seres humanos, a los que llegan porque "se almacenan y concentran en la leche, en las materias grasas, y en los vegetales".
El 26 de febrero, campesinos defensores de la agricultura orgánica ocuparon las oficinas del Ministerio de Agricultura para protestar por esa decisión, y descubrieron allí documentos mantenidos hasta entonces en secreto, que confirman la elevada toxicidad de Regent.
Esos documentos incluyen informes médicos de la Mutual Social Agrícola, un seguro de salud, sobre 182 casos de personas intoxicadas tras estar en contacto con Regent y otros insecticidas. Los reportes mencionan complicaciones cardíacas y respiratorias, enfermedades oculares y de la piel, disfunciones digestivas y desmayos.
Los campesinos también descubrieron un informe del departamento jurídico del Ministerio que detalla las alternativas disponibles para el gobierno en la cuestión de los insecticidas.
Según ese documento, el cese inmediato del uso de Regent habría costado unos 360 millones de dólares, y permitir el uso de las reservas, "tendría consecuencias financieras comparativamente más bajas".
"El gobierno basó su decisión exclusivamente sobre consideraciones financieras, y no sanitarias y de seguridad pública", comentó el activista José Bové, líder de los campesinos defensores de la agricultura orgánica y ocupante del Ministerio.
BASF y Bayer alegan que el fipronil es usado en más de 70 países sin consecuencias nocivas para la salud animal o humana. Bayer incluso inició un proceso por difamación contra el apicultor Henri Clement por describir a Gaucho como "un asesino de abejas".
Sin embargo, en Estados Unidos el estado de Florida, al sudeste, aconseja no usar fipronil en la cercanía de apiarios; los criadores de cangrejos en el estado de Louisiana, al sur, observaron de 1999 a 2002 mortalidad elevada de esos crustáceos después de que las plantaciones de arroz de la región fueran tratadas con esa sustancia; y en el estado de Nueva York, al noreste, están prohibidos los pulverizadores de fipronil contra parásitos de animales domésticos.
En Europa, durante un coloquio de agricultores en abril de 2003, participantes belgas, suizos y españoles demandaron la prohibición de insecticidas con base en fipronil e imidaclopride, y el director del centro belga para la información sobre apicultura, Etienne Bruneau, afirmó: "Al ritmo actual, en 10 años no habrá más abejas en Bélgica".
La Unión Europea prevé definir en 2005 su "Directiva sobre preparados peligrosos", una lista de productos tóxicos a ser prohibidos. Francia es responsable del reporte sobre el fipronil, y pidió el peritaje de una Comisión de Estudio de la Toxicidad de Productos Fitosanitarios, cuya conclusión el 29 de enero fue que "el fipronil no debería ser autorizado, en vista de las enormes preocupaciones que provoca en relación con el ambiente y las especies silvestres".
Por Julio Godoy, corresponsal de IPS.
25/03/09, Radio Mundo Real
Miel envenenada
Apicultores uruguayos denuncian la muerte masiva de colmenas consecuencia del insecticida fipronil
Más de cinco mil colmenas muertas y millones de abejas contaminadas con un poderoso insecticida es el saldo del uso de este producto que ya ha sido prohibido en varios países del mundo.
La campaña ya lleva varios meses. Es que como resultado de la fuerte sequía acaecida en el campo uruguayo este verano se vio incrementada la población de langostas que diezmaron buena parte de los campos destinados a la ganadería.
Ante ello las autoridades uruguayas abrieron la canilla al fipronil, un insecticida sistémico, es decir que permanece a lo largo de toda la cadena biológica y hasta los propios alimentos que surgen de la misma.
Su aplicación para combatir a la langosta ha tenido efectos nefastos sobre las abejas, generando la mortandad generalizada de colmenas así como la merma en las producciones de las que sobreviven, dijo a Radio Mundo Real el apicultor Ricardo Carrera.
“Hasta ahora tenemos contabilizadas como muertas unas 5 mil colmenas”, dijo el productor “y en muchas otras tenemos fuertes mermas en las producciones”.
El fipronil y productos similares han sido prohibidos para su uso en Italia, Alemania, Reino Unido y otros países por su carácter sistémico. Es decir que el principio activo aunque se aplica a nivel de la semilla, se mantiene en la planta hasta la flor, el fruto y la semilla transmitiéndose a la cadena gástrica del ganado, por ejemplo… y también de las abejas. En Francia su uso está prohibido desde 2004.
Los apicultores uruguayos han manifestado asimismo la escasa resonancia que han tenido sus planteos en círculos oficiales, a pesar de que una comisión público-privada, la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola, ha alertado sobre el negativo efecto del fipronil para este sector de la producción primaria que en más de un 95 por ciento tiene carácter de exportación.
Carrera explicó que se debe guardar un radio de cuatro hectáreas sin colmenas desde el punto en el cual se ha hecho una aplicación de fipronil, por lo que el proceso de polinización de cualquier cultivo en las proximidades de un predio en el que se ha aplicado el insecticida se verá entorpecido, malogrando cultivos y perjudicando a productores de otros rubros y al medio ambiente en general dado el fenómeno de escurrimiento de esta sustancia hacia los cauces de agua motivando la mortandad de fauna acuática.
El fipronil ha sido desarrollado por el laboratorio francés Rhone-Poulenc a mediado de los 80, luego vendido a la corporación alemana BASF y en Uruguay es comercializado por la también germánica Bayer, señaló Carrera, aunque en la actualidad circulan comercialmente versiones del producto procedentes de China.
La corporación Bayer incluso ha manifestado a los apicultores que vienen movilizándose sobre el tema que estaría dispuesta a retirar del mercado uruguayo el producto antes de verse involucrada en una campaña de denuncia de los efectos del fipronil, comentó Carrera.
Ante la sucesión de denuncias, esta semana el gobierno uruguayo limitó el uso de fipronil como insecticida, aunque mantuvo su autorización como hormiguicida para las vastas plantaciones forestales que hoy dominan el paisaje, con lo cual el problema para los apicultores lejos parece estar de solucionarse.
Alarma entre los apicultores
Diario Córdoba
Imidacloprid/Bayer: Alarma entre los apicultores por la muerte masiva de abejas
Entre las causas se barajan el clima, agentes infecciosos y algún tipo de sustancia química
Los apicultores de la provincia están alarmados por la muerte masiva de abejas, un problema cuyas causas aún están por determinar pero que está ocasionando que entre el cuarenta y el cincuenta por ciento de las colmenas estén sufriendo un despoblamiento anormal, lo que redunda en grandes pérdidas económicas para los apicultores. Este fenómeno, por el que las colmenas se despueblan pero no se aprecian abejas muertas ni en las piqueras ni en los alrededores, se está produciendo en todo el territorio nacional, aunque se está dando con más fuerza en Extremadura, Castilla--La Mancha y algunas provincias andaluzas como Córdoba.
Desde el Centro de Apicultura Ecológica (CAE) de Córdoba, uno de los más prestigiosos de España, se están analizando las posibles causas de esta elevada mortandad pero aún no se ha llegado a ninguna conclusión. Sin embargo, el profesor de Zoología de la Universidad de Córdoba y coordinador del grupo de investigación del CAE, Francisco Puerta, asegura que "el origen de esto no está en un solo factor, sino en la reunión e interacción de varias circunstancias".
LAS CAUSAS
Entre los factores que se barajan en el CAE como posibles causantes del elevado número de muertes de abejas destacan la climatología tan adversa que se ha dado este año, con la escasez de lluvias y las bajas temperaturas; las sustancias químicas que los agricultores echan a sus cultivos, como el imidacloprid (Bayer); y la acción de algún agente infeccioso. Sin embargo, Francisco Puerta resalta que "está descartado que se trate sólo de una enfermedad, más bien podría ser la conjunción de múltiples factores".
Ante la imposibilidad de conocer el origen de estas muertes y, por tanto, de realizar un tratamiento en las colmenas que ataje el problema, el coordinador provincial de Apicultura de COAG, Lorenzo Ruiz, destaca que "este problema se puede poner más serio si se repite varios años. Ya hemos perdido gran parte de nuestra inversión, la cosecha de enjambres y, si la cosa sigue así, no habrá producción de primavera, por lo que vamos a tener serias dificultades para la polinización de los frutales". Por ello, Ruiz exige al Ministerio de Agricultura que tome cartas en el asunto y aporte la financiación necesaria para llevar a cabo una investigación aplicada.
Por el momento, el grupo de investigación del CAE ha enviado al Ministerio una propuesta de un proyecto de dos años para realizar un estudio a nivel nacional que "nos permita saber si se trata de una sustancia química o de un agente infeccioso", indica Francisco Puerta, quien asegura que "aún estamos a tiempo de hacer algo por las abejas, que son la ganadería más abandonada por las administraciones, pero necesitamos una financiación regular y planificación". (ALICIA CEBALLOS)
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